sábado, 9 de junio de 2007

Yo y yo.


Existen dos cosas en este mundo. Yo, y todo lo demás. Y el "yo" no incluye el trasmisor, es decir: Mi cuerpo, mi cara, mis piernas... ni lo que mi cerebro considera perteneciente al yo. Yo soy mi conciencia, y nada más, aunque es muy difícil separar mi yo físico de mí. La aceptación de mi yo físico, con todas sus imperfecciones, limitaciones, capacidades y satisfacciones forma una parte importante de nuestra formación. Cuando esta formación está completa (aunque es una falacia afirmarlo, nunca lo está) podemos continuar hacia adelante.
Evidentemente, mi yo físico tiene sus propios requerimientos. Requiere alimentos, satisfacciones físicas y emocionales, recompensas profesionales... desea un reconocimiento externo a sus méritos (suscitar algo de envidieja también, todo vale) y, claro está que no duela nada (Salud, dinero, amor... )
Mi conciencia debe gravitar sobre todo este plano físico, sobreponerse a él (algunos, en la rifa de cuerpos, lo tienen más fácil que otros) y proyectarse hacia adelante. Esa es nuestra misión, todos tenemos una misión, no sé si por designio sobrenatural o por algún capricho de la biología, pero todos evidentemente, nos sentimos mucho más felices con alguna actividad emotiva que productiva lucrativa. Espero estar orgulloso el día de mañana, de algo más que de mi 15.000º empaste o implante. La revolución francesa de Mayo del 68 tuvo como eje principal el "vale, ya tenemos muchas cosas, ¿para qué?".
Por el momento, y a falta de deseos de profunda introspeccion, creo que el Medio Ambiente es una bonita meta por la que luchar. ¿Y tu?

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