lunes, 24 de marzo de 2008

Gallinas


Artículo de un autor anarquista, aventurero y vividor, casi desconocido: Rafael Barret (1876-1910).

Mientras no poseí más que mi catre y mis libros, fui feliz. Ahora que poseo nueve gallinas y un gallo, mi alma está per­turbada. La propiedad me ha hecho cruel. Siempre que compraba una gallina la ata­ba dos días a un árbol, para imponerle mi domicilio, destruyendo en su memoria frá­gil el amor a su antigua residencia. Re­mendé el cerco de mi patio, con el fin de evitar la evasión de mis aves, y la invasión de zorros de cuatro y de dos pies. Me ais­lé, fortifiqué la frontera, tracé una línea dia­bólica entre mi prójimo y yo. Dividí la hu­manidad en dos categorías; yo, dueño de mis gallinas, y los demás que podían quitármelas. Definí el delito. El mundo se lle­nó para mí de presuntos ladrones, y por primera vez lancé del otro lado del cerco una mirada hostil.
Mi gallo era demasiado joven. El gallo del vecino saltó el cerco y se puso a hacer la corte a mis gallinas y a amargar la existencia de mi gallo. Despedí a pedradas al intruso, pero saltaban el cerco y aovaron en casa del vecino. Reclamé los huevos y mi veci­no me aborreció. Desde entonces vi su ca­ra sobre el cerco, su mirada inquisidora y hostil, idéntica a la mía. Sus pollos pasa­ban el cerco, y devoraban el maíz mojado que consagraba a los míos. Los pollos aje­nos me parecían criminales. Los perseguí, y cegado por la rabia maté uno. El vecino atribuyó una importancia enorme al aten­tado. No quiso aceptar una indemnización pecuniaria. Retiró gravemente el cadáver de su pollo, y en lugar de comérselo, se lo mostró a sus amigos, con lo cual em­pezó a circular por el pueblo la leyenda de mi brutalidad imperialista. Tuve que refor­zar el cerco, aumentar la vigilancia, elevar, en una palabra, mi presupuesto de guerra. El vecino dispone de un perro decidido a todo; yo pienso adquirir un revólver.
¿Dónde está mi vieja tranquilidad? Es­toy envenenado por la desconfianza y por el odio. El espíritu del mal se ha apodera­do de mí. Antes era un hombre. Ahora soy un propietario.

No hay comentarios: