viernes, 24 de febrero de 2012

MENTE Y CEREBRO (I)

(Del libro "El ladrón de cerebros")
En ocasiones el cerebro peca de arrogante. Él cree saber lo que nos conviene y nos engaña a inconsciencia porque desconfía de nuestras decisiones más meditadas, pero no se da cuenta de que algunas de sus partes más primitivas están atrapadas en una programación genética caducada que no se ha actualizado desde hace centenares de miles de años.
El cerebro es la estructura más compleja del universo; cien mil millones de neuronas interconectadas entre sí codificando percepciones, memorias, razonamientos, emociones, y un sinfín de procesos fisicoquímicos. Un prodigio de la evolución que la selección natural ha ido sofisticando poco a poco con el objetivo de guiarnos lo mejor posible por el mundo. ¡Pero cuidado! A él, mostrarte la realidad de manera fiel le importa bien poco. Lo que pretende es que sobrevivas lo más feliz posible, y si para ello debe engañarte, no duda en hacerlo. De hecho, detesta la incertidumbre. Si los sentidos no le dan suficiente información, se inventa ilusiones sensoriales con las que mantener un control tranquilizador. Mezcla memorias reales con recuerdos imaginados para que las historias rememoradas sean lo más plausibles posibles. Y va acumulando información de manera inconsciente, que cuando sale a la luz en forma de intuiciones puede generar batallas encarnizadas con tu pensamiento más racional. La duda también es su enemigo natural; él se aferra a la realidad subjetiva que más le convenga y distorsiona todo aquello que contradiga sus asunciones. Y en realidad no soporta a la ciencia; porque le pide esfuerzos demasiado costosos, porque le quita protagonismo a su dueño, y porque algunas investigaciones en psicología empiezan a dejarle en evidencia, airear sus vergüenzas, y poner de manifiesto lo mucho que se equivoca cuando toma simples decisiones de lo más cotidianas
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De MICROSIERVOS:
Una creencia no es una idea que la mente posee, es una idea que posee a la mente.

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